¿Puede mi oración no ser contestada?



Por Ligia Amaya, Ministra.


Hace años escuché una predicación sobre las maneras como Dios actúa respecto a nuestras peticiones. Entre los puntos del sermón había uno que decía que pretendemos que Dios responda como si Él fuera alguien que nos debe obedecer inmediatamente, y daba el ejemplo de cuando decimos: ¡haz esto! ¡Ahora!...y si es posible con voz autoritaria.
Dios siempre escucha. ¿Sabemos escucharle a Él?
Una de las primeras historias misioneras que escuche siendo niña, fue sobre la vida de Amy Carmichael.
Ella nació en 1867, en Irlanda; siendo la primera hija de una numerosa familia. Sus padres eran cristianos consagrados, quienes formaron a sus 7 hijos para que amaran y sirvieran a Dios con un compromiso firme.
Su papá le enseño a ser fuerte en los problemas pero a la vez como era una familia grande, desarrolló en ella un tierno corazón para las necesidades de otros.Su mamá le enseñó a pedirle a Dios todas las cosas que ella precisara o deseara.
Con poca edad, Amy no estaba contenta porque tenía ojos castaños, y por esa razón comenzó a pedirle al Señor que cambiara su color de ojos. Quería tener ojos claros.
Cada mañana se miraba al espejo para comprobar si su oración ya había sido contestada. Los ruegos, las lágrimas vertidas en sus reiterados pedidos no tuvieron respuesta. Al paso de los años, siendo ya jovencita, sus ojos seguían oscuros aún.
Por ese tiempo, Dios puso en su corazón un llamado para servirle como misionera en países muy necesitados del evangelio.
Con sólo 25 años viajó hasta Japón, para comenzar una obra misionera pero allí se enfermó y lejos de recuperarse debieron llevarla a Ceilán (hoy Sri Lanka), pero tampoco pudo restablecerse y en 1894 tuvo que regresar a Inglaterra para recobrar su salud.
En 1895, fue comisionada por la Sociedad Misionera de Inglaterra para ir a Dohnavur, India. Estando allí vio la gran necesidad y urgencia del evangelio y dedicó una gran parte de su trabajo a rescatar niñas que habían sido llevadas por sus familias a los templos paganos con el fin de prostituirlas, como práctica de la religión.
Fue recién en ese tiempo y en esas circunstancias que ella comprendió la sabiduría de Dios: la petición, que en su niñez había hecho con tanta frecuencia, no fue contestada por tener el Señor un propósito específico para ella. Casi sin excepción, los indios tenían los ojos castaños, similares al color de sus propios ojos... Ese detalle físico, ayudado por la vestimenta del país, contribuyó a que ella tuviera un fácil acceso a los lugares donde guardaban las pequeñas, pudiendo lograr que le entregaran a muchas de ellas Con esto las salvo de su terrible porvenir llevándolas hacia el Dios verdadero y la libertad del evangelio.
Amy Carmichael activamente sirvió al Señor cincuenta y seis años en ese país.
A la pregunta del título, podemos responder: Dios siempre contesta a nuestras oraciones ¡Gloria a Señor!
Debemos aprender que a Dios no podemos ordenarle nada; Pablo nos exhorta a “hacer peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios...” (1ª. Timoteo 2:1).
Hay veces que, en Su soberanía, la contestación a nuestras oraciones tarda, para nuestro propio bien o simplemente responde a ella con un no. Esta no es una respuesta deseada. Cuánto nos gustaría que nuestros pedidos fueran contestados rápidamente y nuestros deseos concedidos de inmediato.
Por supuesto que Dios quiere que nosotros le llevemos todo en oración, que vayamos a Él en cada ámbito de nuestra vida, pero debemos recordar que sus proyectos para nosotros son perfectos y deben efectuarse a Su modo y a Su tiempo.



“Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos afirma el Señor. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡Más altos que los cielos sobre la tierra!” Isaías 55:8-9 (NVI)